miércoles, 25 de febrero de 2015

1967 Triumph Bonneville T120r

La Bonneville encarnaba la esencia misma del encanto café racer, con una imagen severa y espartana y, lo que es más importante, tenía el comportamiento que requería una moto así. Era una máquina realmente extraordinaria y llegó en el momento exacto para encaramarse a la cresta de la ola de lo que prometía ser también una década sensacional...

Los años 60 iban a ser una década extraordinaria para el motociclismo en general, y Triumph tenía todos los ases en la mano. La Bonneville tuvo un éxito sensacional: fue la deportiva bicilíndrica definitiva de los 60, tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos, y su éxito en competición en Isle of Man TT y Daytona alumbró infinidad de modelos.

La aceptación social de las motocicletas alcanzaba su máximo histórico. Las motos seguían siendo para muchos un elemento fundamental de transporte cotidiano, pero también aparecían en las películas más admiradas, montadas por estrellas cinematográficas como Steve MacQueen y Marlon Brando. En esa época surgió también la figura del adolescente rebelde, que convertía su café racer en un objeto de culto.

La producción de Triumph creció hasta las 50.000 unidades al año, un 60 por ciento de las cuales se exportaba, principalmente a los Estados Unidos.

Harry Sturgeon, ex consejero delegado de una filial del grupo BSA, tomó el relevo a Turner en 1967 y se mantuvo fiel a la política  de Triumph: evolución, no revolución.

No hay comentarios:

Publicar un comentario