Coge un viejo motor Triumph, atorníllalo a un chasis Norton "Featherbed" y ya tienes la perfecta y ultra británica cafe-racer de los 60. Las denominadas Triton suponen el no va más del british old style. Las Triton nunca han existido como marca pero sí como moto: “Tri” de Triumph y “Ton” de Norton, afortunada coincidencia para definir un híbrido en el que se concentraba lo mejor de ambas marcas en los años 50 y 60.
El
chasis de las Triumph Speed Twin carecía de suspensión trasera y los de
las Thunderbird o las Bonneville eran grandes y pesados, ideales para
hacer turismo y llevar a tu chica al cine pero distaban mucho de ofrecer
la eficacia y la agilidad del afamado y laureado (gracias a las Manx de
carreras) “Featherbed” de Norton (colchón de plumas)
instalado desde los 50 en las Dominator y Atlas, tanto en su primera
versión como desde 1960 en la revisada "Slimline" (más estrecho en su
parte superior).
El motor Norton era, sin embargo bastante más arcaico y propenso a las averías bajo un uso a fondo que el twin
de Triumph, con carrera más corta (71x82 frente a 68x89) y mayor
fiabilidad. De serie no había gran diferencia en rendimiento; el 650 de
las Norton Dominator –diseñado en 1946- rendía incluso tres caballos
más: 49 a 6.800 frente a 46 a 6.500- pero a la hora de extraer algo más
de potencia con el motor de la Thunderbird o de su sucesora la Bonnie
se podía ir algo más lejos… y a los ingleses eso les encanta. La Norton
Atlas, una evolución del motor Dominator con 750 cc y 55 caballos, se
produjo inicialmente para el mercado americano y no fue hasta 1964 que
llegó finalmente a Gran Bretaña, pero una vez más resultaba a la postre
más pesado y menos agradecido que el alegre 650 cc. producido en
Meriden.
Así las cosas, el día que a un taller anónimo se le
ocurrió la afortunada idea de meter el motor de una Triumph retorcida
que se había salido recta en el bastidor de otra Norton con una cara
avería de motor nació la primera Triton. Y rápidamente corrió la voz de
sus virtudes por todo el Reino Unido.
Comenzaron a hacerse experimentos, mejoras y se desarrolló todo un
mercado con los elementos necesarios para llevar acabo la adaptación,
normalmente al genuino estilo do it yourself en el patio de
casa. Lo cierto es que no era nada complicada porque los motores de
Triumph encajaban casi a la perfección en sus nuevos chasis Norton:
bastaba comprar o adaptar los soportes. La clave estaba en jugar con la
posición del motor en el chasis, más arriba o abajo, adelantado o
retrasado e incluso inclinándolo a voluntad para variar el
comportamiento de las masas. A partir de ahí todo tipo de combinaciones
se podían estudiar… de hecho, los twin “pre-unit” de Triumph con cambio
separado podían combinarse con la caja Norton de cuatro velocidades… o
ahorrar para una Quaife de cinco marchas, creando así una comunión tal
que ni la alianza de civilizaciones.
Fuente: Carlos Lera/ Moto
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